Hemos disfrutado de un magnífico fin de semana familiar en esta casa de lujo, sintiéndonos como en nuestra propia casa gracias al esmero y cariño puesto por su propietario, Pepe, que junto con su familia, cuidan hasta el último detalle para que todo esté impecable. La piscina de agua salada es un lujo sin parangón, que sin duda nos sorprendió y que vino a incrementar, si cabe, nuestro confort en la casa. Incluso nos atrevimos a recorrer toda la parcela disfrutando de la arboleda y vegetación autóctona (encinas, olivos, tilos, lentisco, esparragueras, ...) No se puede uno perder el placer de despertarse con el trino de los pájaros y disfrutar de un buen libro y un café en el porche o bajo la encina que lo delimita, 100 % recomendable.
En definitiva que esta casa es todo un descubrimiento y a la que sin duda volveremos. Tiene una rosaleda preciosa que inunda toda la estancia con su fragancia a la vez que la llena de su colorido espectacular.
Felicidades al propietario por su esfuerzo y dedicación para dar un servicio de calidad en un entorno natural que es un capricho donde confluyen a la vez sierra, campiña y la vega del Guadalquivir.
Desde aquí se puede disfrutar de la ciudad de las tres culturas, Córdoba; de Sevilla, Málaga o Granada en viajes de poca duración y magníficas carreteras.