Cuando buscábamos un punto de encuentro entre Madrid y Gijón, no nos imaginábamos hacer un descubrimiento tan interesante como fue la Torre de San Esteban. Desde la amabilidad de sus propietarios (encantadores), la flexibilidad que nos ofrecieron debido a la mala previsión meteorológica, el detalle y el buen gusto de todos los rincones de la casa, las zonas para que los niños puedan jugar (dentro y fuera), la tranquilidad de la zona, los pueblos cercanos (Aguilar de Campoo, Orbaneja del Castillo,...), y las opciones de turismo activo (senderismo, cuevas,...). En resumen, felicitar a los propietarios y desearles mucho éxito, cosa segura por la calidad de su producto.