La casa está ubicada en las afueras de un pueblo precioso y tranquilo, y tiene unas vistas impresionantes desde la terraza, que merecen ser disfrutadas. Henry, el propietario, fue muy amable. La casa está muy bien, sobre todo si lo que se quiere es usarla como punto de partida de innumerables rutas y actividades por la zona. Creo que ganaría muchísimo con algunas pequeñas mejoras, como que hubiera un sofá más cómodo. Si conviene avisar que merece la pena llevar tus propias toallas, porque no se proporcionan por defecto en la casa (tienen un coste adicional).