.La casa y la piscina más pequeña de lo que parece en las fotos. Muchísimo menaje y vajilla en la cocina, la mayoría sucio o mal lavado. Trapos y manoplas que da asco verlas. Muchísima comida de otros inquilinos abierta, incluso ajos, cebollas y helados en el congelador. El primer día se nos inunda el baño hasta el pasillo por el bidet, que ya sabían que estaba roto y no nos dijeron nada. La bañera atascada. Una silla, una tumbona y una sombrilla también rotas. Imposible poner los cojines a los muebles de jardín, que estaban llenos de moho. Las toallas de piscina que ofrecen dudo que se hayan lavado en mucho tiempo. Cuidado si tienes mechas, porque la cantidad de cloro de la piscina las pone verdes. Los fogones de gas funcionan cuando quieren, a borbotones y con una llama naranja inestable. Uno de los días fue imposible cocinar. La respuesta que nos dieron fue que usáramos la barbacoa, y tras insistir nos trajeron una placa de vitrocerámica portátil. Las habitaciones, no había ropa de cama ni almohada en condiciones,
solo una colcha que no llega a los bordes de la cama y un cojin por persona. Alguno con un olor a pies importante, con lo que dudo nuevamente que hayan lavado las fundas donde cada inquilino apoya su cabeza para dormir. La comunicación con la encargada de nuestra estancia bastante complicada, ya que sólo habla alemán y le da pereza poner el traductor, no digamos ya limpiar y mantener la casa. A cada problema que surgía nos comunicamos por WhatsApp con la propietaria, y fue bastante desagradables conmigo, cuando lo que esperas es, al menos, una disculpa. Destacar por bueno, la potencia de aire acondicionado, aunque si lo usas salta la luz. El hombre que se encarga del jardín y piscina, muy agradable